Casi cualquier adulto sabe que los caballos llevan herraduras aunque para la mayoría de los niños que ven un caballo resulta sorprendente ver como tienen una pieza de metal anclada en sus patas, siendo inevitables las preguntas como ¿qué son?, ¿para qué sirven las herraduras? y sobre todo ¿le duele al caballo cuando le colocan las herraduras?
Si bien son preguntas con una respuesta muy obvia para la gente de campo o quienes tienen contacto con caballos regularmente, la mayoría de los padres que viven en la ciudad pueden llegar a tener alguna duda sobre la mejor respuesta a estas preguntas y es por ello que en Gordon’s Farm hemos querido aclarar un poco estas interrogantes.
En primer lugar debemos decir que las herraduras son como los «zapatos del caballo» y están hechas de hierro porque dado el enorme peso de estos animales y lo mucho que caminan todo el día, un zapato de otro material no sería lo suficientemente resistente y se rompería muy rápido, además ¿cómo se atarían los cordones de los zapatos los caballos?
Siendo que son sus zapatos, las herraduras están destinadas a proteger las patas del caballo, específicamente los cascos del roce con el suelo, las rocas y cualquier otra superficie dura. En estado natural los caballos no necesitan herraduras ya que suelen caminar sobre pasto, tierra blanda o cualquier otra superficie poco agresiva para sus cascos, además no suelen llevar ni jinete ni carga lo que hace que sean un poco menos pesados.
Al estar con los seres humanos los caballos se desplazan por superficies mucho más duras como el cemento, la grava o el asfalto; por lo general llevando un jinete o algo de carga en su lomo y es la combinación del peso extra con el terreno duro lo que hace que los cascos se desgasten pudiendo llegar a producir heridas en las partes más blandas de la pata del caballo; siendo esta la razón por la que se le colocan herraduras a los ponis y a los caballos.
Estos animales nos ayudan tanto y hacen tanto por nosotros que ¡incluso las herraduras se desgastan! y deben ser cambiadas con regularidad; este proceso se conoce como «herraje del caballo» y es llevado a cabo por profesionales expertos que saben exactamente como colocar las herraduras al caballo de manera que no le duela ni le cause ningún tipo de lesión.
En este sentido, una herradura bien colocada no tiene porque molestar al caballo ni producir dolor bajo ningún concepto y aunque algunos caballos luchan un poco cuando los van a herrar, la verdad es más por la incomodidad de que les manipulen las patas que por cualquier tipo de dolor o molestia.
Al herrar al caballo (lo que se hace a intervalos regulares y variables dependiendo del desgaste de la herradura y las condiciones de los cascos) se aprovecha para rebajar, limar y hacerle mantenimiento a los cascos del caballo, algo así como un «pedicure equino», considerando que esta parte de la pata no es más que una uña modificada (igual que la de los seres humanos pero mucho más grande y gruesa).
Vemos pues como las herraduras son imprescindibles para el caballo ya que lo protegen y cuidan sus patas sin causarle ningún dolor; además hay quienes dicen que tener una herradura es de buena suerte, de manera que los caballos y los ponis deben ser muy afortunados ya que en todo momento tienen no una, sino ¡cuatro herraduras!
La próxima vez que veas el pony y los caballos de la granja de contacto Gordon’s Farm pídele al operador que te muestre las herraduras del caballo, ¡eso sí! Mantén una distancia prudente para que el caballo no se asuste y no pateé a nadie.