Cualquiera que haya visto una vaca se habrá dado cuenta que parecen estar masticando todo el día. No importa la hora, ni donde estén, las vacas casi contínuamente están masticando aún si no hay comida cerca, siendo esta una de las particularidades que las diferencia de otros animales de la granja.
Las vacas de la granja de contacto Gordon’s Farm no son la excepción por lo que cuando la granja de contacto va a una fiesta infantil, no importa si haya o no alimento disponible, la vaca siempre está masticando; esto se debe a que estos animales forman parte del grupo conocido como «rumiantes», es decir, aquellos animales cuyo proceso digestivo se divide en dos fases.
Para nosotros los seres humanos resulta complicado entender el proceso ya que nos basta con masticar y tragar nuestros alimentos para que el resto del proceso digestivo siga adelante prácticamente sin que nos demos cuenta; sin embargo en las vacas (y otros rumiantes como las cabras y las ovejas) las cosas no son tan sencillas ya que se alimentan de materia vegetal que en esencia tiene muy poco valor nutritivo y sería poco aprovechable a no ser por un sistema digestivo muy especializado que permite convertir el pasto en sustancias muy nutritivas para el animal.
Así pues en primera instancia la vaca (y el toro, así como los terneros destetados) cortan el pasto con los dientes, lo mastican y lo tragan (a este proceso se le conoce como pastar), dedicándose a esto una buena parte del día, por lo general siempre en movimiento en busca de los mejores pastizales; sin embargo llegado un momento del día la vaca ya no desea pastar más por lo que se retira a un sitio tranquilo y fresco para completar su digestión.
Durante la segunda etapa de la digestión el alimento que fue previamente deglutido y procesado en unos compartimentos especiales del estómago de la vaca por las bacterias que allí habitan, convirtiéndolo en sustancias aprovechables y fáciles de absorber por el intestino del animal, es «regurgitado», es decir devuelto a la boca, desde el estómago para ser masticado por segunda vez a fin de convertirlo en partículas más finas que pueden ser absorbidas con más facilidad; siendo este proceso conocido como «rumia» y de allí el término rumiantes.
La rumia es lo que hace que las vacas parezcan masticar constantemente y ¡de hecho es lo que hacen! Devuelven el alimento parcialmente digerido por las bacterias a su boca para masticarlo, convertirlo en una masa blanda y digerible que luego pasará a otras cámaras especializadas del estómago desde donde continuará el proceso digestivo de una manera similar a la que ocurre en el resto de los animales.
El proceso de rumia permite a las vacas obtener mucha energía de la hierba además de protegerlas de los depredadores; esto es porque al pastar están expuestas (mirando hacia abajo) por lo que se apuran tanto como puedan en el proceso, para luego tranquilamente sentarse a rumiar mientras vigilan su entorno en busca de posibles amenazas. Si bien las vacas que viven en granjas y en granjas de contacto como la de Gordon’s Farm no tienen porque preocuparse por depredadores, esta es una conducta que persiste después de miles de años de evolución en estado salvaje donde los depredadores sin duda alguna si son una amenaza.
La próxima vez que vayas a una fiesta infantil donde esté la vaca de la granja de contacto Gordon’s Farm, fíjate como mastica todo el tiempo, verás que divertido es ver a la vaca masticar sin meterse nada a la boca, y recordarás que esto se debe a que está rumiando su alimento.